He leído la información sobre el noticiero granadino acerca del asunto de la autonomía andaluza allá por el 1936. Me ha gustado tanto el texto que me he tomado la molestia de llevarlo a las teclas. Aunque estaba escaneado la dificultad de leerlo hace que prefiera esta forma de divulgar lo que pertenece a la historia de nuestra tierra y quieren hacer desaparecer, pero no puede ser y ahora, con internet, menos.
NOTICIERO GRANADINO - 21 DE JUNIO DE 1936
LA CUESTIÓN DE LA AUTONOMÍA ANDALUZA
A VER SI SABEMOS DEFENDER NUESTROS DERECHOS
Planteado nuevamente por un edil en el Cabildo último el asunto del Estatuto de Andalucía, nos parece oportuno que se siga con interés por Granada cuanto viene haciéndose en Sevilla respecto a cuestión tan trascendental para Granada. La manía absorbente de aquella provincia andaluza tan mimada por el favoritismo, puede ocasionar perjuicio que añadir a los muchos recibidos para engrandecerla a ella, en el ramo militar y en materia de ferrocarriles, por ejemplo. Hace falta la situación de privilegio en que siempre se ha desenvuelto, para gozar de un centralismo que la Historia y la Geografía desmienten. Sevilla tiene padrinos poderosos en todos los tiempos y en todos los regimenes y consigue siempre lo que quiere. De aquí que no podamos descuidarnos, porque entonces logrará cuanto se proponga en el asunto de la autonomía andaluza y se adjudicará “modestamente” el papel de Barcelona con respecto a Cataluña. Ahora, que aquí no somos Lérida. El centralismo sevillano es un “camelo”, como el inventarse ellos una bandera andaluza y poner un pasodoble flamenco de himno regional; y todo porque se denomina “La Giralda”.
Ahora han convocado para el día 28 en Sevilla una Asamblea de alcaldes, presidentes de Diputación, diputados a Cortes, etc., de las diversas provincias andaluzas y es de suponer que se reciban aquí las invitaciones con la antelación necesaria para que podamos estar debidamente representados. Allí deben ir nuestras autoridades, parlamentarios y representantes de fuerzas vivas a sostener la necesidad de las dos Andalucias autónomas: la Occidental y la Oriental, tan diversas, tan perfectamente delineadas por el factor geográfico, el histórico y aún el psicológico. ¿Qué de común hay entre las provincias orientales - Almería, por ejemplo- y las occidentales como Cádiz o Huelva, sometidas a la órbita sevillana? Nada, como no sea la comunidad de patria. En cambio si hay afinidades notables ente Almería, Jaén, Málaga y Granada; comenzando porque integraron un reino histórico. La que pudiéramos llamar Andalucía Alta no guarda más relación con la Andalucía Baja que el tener la misma denominación regional. Por lo demás, en el carácter, en las costumbres, en los menores detalles, hay una acusada diferencia.
Nada justifica el excéntrico centralismo sevillano que es la más formidable de las paradojas. Estemos alerta y no vayamos allí descuidados sobre lo que tengan amasado. Nuestras autoridades, entidades y corporaciones, antes de reunirse con las demás en la capital del Betis, deben cambiar impresiones con las de las provincias afines de Andalucía Oriental y llevar una aspiración común, un frente único, manteniendo la que en Córdoba se mantuvo la otra vez que Sevilla quiso levantar bandera estatutista en beneficio exclusivo de ella. Andalucía Oriental tiene personalidad propia, bastante más relevante que la de quienes pretenden subordinarla a su predominio; y no debe prosperar un Estatuto que no delinee perfectamente ambas Andalucías, respetándolas en sus características y en su autónomo desenvolvimiento. A nosotros no se nos ha ocurrido el absurdo que a Sevilla, de pretender la capitalidad de provincias no afines. Eso queda para los ribereños del Guadalquivir que tienen genialidades parecidas a aquella de dejarnos sin Capitanía general y de procurar disuadir a los turistas de que a Granada no vengan, porque “aquí no hay más que ver que la Alhambra”. ¡Casi nada! En fin, estemos sobre aviso y no pequemos de incautos, haciendo el juego a Sevilla en la cuestión del Estatuto de Andalucía. Ella a dominar en su parte llana, pero dejándonos a los de la montaña que nos compongamos como queremos. Es lo lógico. Veremos si prospera, porque nuestros representantes, estrechamente unidos con los de las provincias afines, sepan defender con tesón nuestros derechos. Acabe ya un cacicato que tiene fundamento tan irritante como el del privilegio y el padrinazgo.
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Aún crees que Andalucía existe desde siempre?? y que nadie a ninguneado a Almería, Granada y Jaén??.
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